Al igual que el Feliz Colón, había sido construido para ser destinado a la navegación del Río Negro pero el ataque de Paraguay a la ciudad de Corrientes cambiaría las cosas.
La mayoría de los vapores utilizados en la Guerra entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires se encontraban en reparaciones o se habían desarmado y arrendado por lo que al iniciarse las hostilidades solo pudo contarse con el Pampero y el Argos, de escaso valor militar, y el Guardia Nacional por lo que en una primera instancia se recurrió a numerosos buques de cabotaje mercante mediante contratos.
Su utilidad se veía en cambio reducida ya que su escaso blindaje no era suficiente para actuar bajo fuego enemigo y su capacidad de carga era reducida para las necesidades logísticas del ejército.
Su alistamiento se trasladó a los talleres de la marina en el río Luján y finalizó ya iniciado 1868.
Finalizado, con una tripulación aumentada a 15 hombres al mando del teniente Francisco Gómez en marzo realizó su primer viaje hasta Itapirú, regresando en el mes de junio.