Vía del primer motor

Este argumento se basa en las nociones aristotélicas del movimiento (acto y potencia) y en la imposibilidad de una regresión infinita, llegando así a la existencia un primer motor inmóvil que se identifica con Dios.

[1]​[2]​ En su libro Summa Theologiae, Tomás de Aquino enseña lo que es conocido como Quinque viae, cinco argumentos racionales que él usa para probar la existencia de Dios.

El primer argumento es la Vía del primer motor:[4]​ La versión de este argumento en la Summa Theologica no está completo, ya que algunos ejemplos y premisas están suprimidas.

La primera prueba concluye: "Por lo tanto, es necesario suponer que hay algún primer motor inmóvil [primum movens immobile]"; mientras que la segunda prueba concluye: "Por lo tanto, es necesario llegar a aquel primer motor al que nadie mueve (primum movens quod a nullo movetur)".

[7]​ Otra versión más resumida del argumenta se encuentra en el Compendium theologiae, I, c. 3.

En él Tomás concluye: Estas vías no demuestran la existencia del Dios cristiano en sí, pero Tomás cree que es posible inferirlo tras reflexionar sobre la naturaleza de esta causa a partir de otros principios metafísicos plausibles.

"[8]​ La tesis filosófica de la imposibilidad de un cadena infinita de eventos pasados no fue aceptada por Santo Tomás, quien sostuvo "que el mundo no ha existido siempre lo sabemos sólo por la fe y no puede ser demostrado con rigor" al igual que la Trinidad.

En la primera etapa, Feser argumenta siguiendo a Aristóteles que si el cambio es "la actualización de una potencia", luego, "las cosas tienen potencias que pueden actualizarse" y "ningún potencial puede actualizarse a menos que algo lo actualice (el principio de causalidad)".

El cambio sólo puede comprenderse si se siguen series causales jerárquicas que no puede retroceder infinitamente, llegando hasta sus primeras causas.

[7]​ Graham Oppy también ha ofrecido críticas de los argumentos en sus intercambios con Edward Feser y en su trabajo publicado.

Tomás de Aquino intentó relacionar el motor inmóvil con el Dios cristiano .