Se basa en las nociones aristotélicas de causas y en la imposibilidad de una regresión infinita de causa y efecto, llegando así a la existencia una causa incausada que se identifica con Dios.
Por eso, es necesario que, a pesar de que haya infinitas causas eficientes temporalmente subordinadas, haya una cantidad finita de causas eficientes ontológicamente subordinadas y que, por lo tanto, haya una primera causa eficiente.
[1][2] Con respecto a esta causa eficiente primera, no podría tener potencialidad, ya que no habría ninguna causa que la pudiera llevar a la actualidad, así que es acto puro y, por lo tanto, inmaterial, puramente formal y suprasensible.
[1][3] En su libro Summa Theologiae, Tomás de Aquino enseña lo que es conocido como Quinque viae, cinco argumentos que pretenden probar racionalmente la existencia de Dios.
[4] C. Debe haber una causa primera, que hace que otras cosas lleguen a existir pero no llegaron a existir.