Este hecho inspiró la letra del actual himno nacional portugués y fue considerado por los historiadores portugueses y políticos de la época la acción más escandalosa e infame del Reino Unido contra su más antiguo aliado.
[1] Se inició así un profundo movimiento de descontento social, implicando directamente a la familia reinante, vista como demasiado próxima de los intereses británicos, en la decadencia nacional hecha patente por el ultimátum.
Mientras tanto, el ministro de Exteriores intentó reforzar la tradicional alianza Luso-Británica proponiendo abrir Mozambique y la India Portuguesa al comercio y navegación británicos que a cambio reconocía sus exigencias con respecto al Congo.
[7] En enero de 1890 Paiva Couceiro estaba estacionado con 40 soldados en Bié en Angola, en Barotselandia para intentar "avasallar" a los indígenas.
Este proyecto promovido por Cecil Rhodes nunca se llevaría a cabo debido a sus dimensiones, los obstáculos del clima , la geografía y la oposición portuguesa así como al incidente de Fachoda que entre 1897 y 1898 puso a Francia y al Reino Unido al borde de una guerra.
El 1 de abril, el explorador Silva Porto se suicidó envuelto en una bandera portuguesa tras unas negociaciones fallidas con los indígenas.
Este suicidio fue atribuido al ultimátum y generó una honda conmoción nacional,[2] siendo su funeral en Oporto muy concurrido.
La Liga promovió una reunión, en el Teatro São Luis, en la que participaron cerca de 400 oficiales.
Ello se mostró en la posterior insistencia del Estado Novo de preservar a toda costa el imperio colonial portugués como reducto del orgullo patrio y de negarse a la descolonización desde 1950, incurriendo inclusive para ello en gastos militares muy elevados para Portugal.