Trois petites liturgies de la présence divine

Messiaen originalmente concibió la obra como una obra para dos pianos, ya que había alcanzado el éxito en ese formato previamente con Visions de l'amen.

Las palabras cantadas evocan la presencia de Dios en sí mismo y en todas las cosas, como indica el título.

La primera sección, Antienne de la conversación intérieure (Antífona de la conversación interior) está dedicado al Dios que está presente dentro de nosotros; la segunda sección, Sequence du verbe, cantique divin (Secuencia de la palabra, canción divina) está dedicado al Dios que está presente en sí mismo; y la tercera sección, Psalmodie de l'ubiquité par amour (Salmodia de la ubicuidad del amor) se refiere al Dios que está presente en todas las cosas.

Entre el público se encontraban Arthur Honegger, Georges Auric, Francis Poulenc, Henri Sauguet, Roland-Manuel, André Jolivet, Claude Delvincourt, Lazare Lévy, Daniel-Lesur, Irène Joachim, Maurice Gendron, Jean Wiener, Georges Braque, Paul Eluard, Pierre Reverdy, Pierre Boulez, Serge Nigg, y Pierre Henry.

La obra provocó una polémica en la que llegó a ser conocida como la «bataille des liturgies».