[3] El día 4 del mismo mes, los primeros ministros aliados acordaron incluir en los tratados alemán y austriaco una cláusula que impedía en la práctica la unión de las dos naciones, ya que exigía el permiso de la Sociedad de Naciones para llevarla a cabo y, dado que la decisión requería la unanimidad de los países miembros y Francia se oponía rotundamente, equivalía a una prohibición.[7] El 26 de mayo y por insistencia italiana, se decidió que Austria sería tratada como país -enemigo, como lo estaba siendo Alemania, y no se mantendrían conversaciones con los expertos de la delegación austriaca.[11] Gracias a estas los austriacos supieron que los italianos daban por hecha la anexión del Tirol meridional y que probablemente no podrían llevar a cabo la ansiada unión con Alemania.[14] Renner regresó a Austria para tratar con sus correligionarios Karl Seitz —presidente de la Asamblea Nacional— y Otto Bauer —ministro de Asuntos Exteriores— y trazar una estrategia frente a los Aliados.[14] Por otra parte, aceptaron la pérdida de los territorios bohemios con población alemana.[16] Convencida de que Austria nunca podría pagar las enormes compensaciones de guerra estipuladas en el borrador del tratado —en realidad, nunca pagó nada— y que la opinión pública en Francia e Italia se opondría a realizar concesiones en ese ámbito, la delegación se concentró en otros aspectos más prácticos.[22] También se estableció que Austria perdía soberanía sobre el Trentino, el Tirol del Sur, Trieste, Istria, varias islas y puertos de Dalmacia y el Friul, que se integraban al Reino de Italia.La propia Hungría independiente cedería Transilvania, parte del Banato, y la provincia de Bucovina a Rumania, algo que se concretó en el Tratado de Trianon, mientras la región del Burgenland pasaba a Austria.Esta permanencia de germanoparlantes fuera de Austria causó problemas en dichos países con minorías étnicas formadas por alemanes étnicos que fueron luego pretexto del Tercer Reich a la Segunda Guerra Mundial.Para colmo, el activo comercio marítimo austriaco quedaba truncado al hallarse todos los puertos mercantes bajo soberanía italiana o yugoslava, lo que haría dudar hasta 1925 sobre la misma "viabilidad económica" de Austria, transformada súbitamente de potente imperio a frágil república.[24] Podía además imponer leyes económicas a Austria para asegurar el pago.
Salida de la delegación austriaca después de recibir el borrador del tratado de paz el 2 de junio de 1919. A la izquierda, el canciller austriaco
Karl Renner
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Austria después del Tratado de Saint-Germain-en-Laye.