Luis retira su apoyo a los rebeldes ingleses y cede a Enrique los obispados de Limoges, Cahors y Périgueux.La posesión del Agenais estará sujeta al pago de una renta anual.[6] Otra manera de enumerar las posesiones es,[7] para Inglaterra: el Limousin, el Périgord, la Guyenne, el Quercy, el Agenais y la Saintonge al sur del río Charente; y para Francia Normandía y los países del Loira (Touraine, Anjou, Poitou y el Condado de Maine).A pesar del equilibrio entre las dos coronas, la pérdida de posesiones continentales de la monarquía inglesa (reconocimiento del resultado militar de las batallas de Saintes y Taillebourg, 1242), y la confirmación de la condición de vasallaje para los restantes, determinan que la potencia dominante sea la monarquía francesa, que queda confirmada como la más poderosa de la cristiandad latina.[8] Las dudas sobre la aplicación del tratado[9] generaron conflictos que están entre las causas indirectas de la Guerra de los Cien Años (1337-1453).
Ceremonia de homenaje en el que un rey de Inglaterra se reconoce vasallo del rey de Francia en sus feudos continentales. En este caso los reyes son
Eduardo I de Inglaterra
y
Felipe IV de Francia
(5 de junio de 1286).