Los tosteles son una manera genérica para denominar en Costa Rica a una gran variedad de reposterías y productos panificados dulces que fueron introducidos por la inmigración europea que se instaló en el país desde la colonización española, pero especialmente entre 1880 y 1950,[1] hoy en día sumamente integrados a la gastronomía local y adaptados a los usos culinarios costarricenses.
[2][3] El nombre que se le dio en la nación a dichas preparaciones reposteras es autóctono, aunque se desconoce su origen, y en la actualidad son acompañantes comunes para tomar café.
[4] Los tosteles se suelen adquirir en panaderías,[5][6] e incluso pueden llegar a ser el medio por el cual muchos establecimientos tradicionales siguen en funcionamiento, representando productos distintivos de varios comercios.
[7][8] Son expedidos de forma tradicional tanto en piezas individuales como en conjunto,[9] y pueden estar rellenos con mermeladas de piña, guayaba, fresa, membrillo o mora, así como con dulce de leche, chocolate, crema pastelera y —especialmente en Semana Santa— chiverre, así como muchas veces son cubiertos con azúcar blanca, negra o impalpable.
[3][16] Este cereal ingresó a la nación junto con la masa hojaldrada de los colonos andaluces, que para la época colonial fue generando los primeros tosteles, muchos de ellos tradicionales en la actualidad, como orejas, alfajores y quesadillas.