Para impedir el paso nocturno de barcos, se tendían gruesas cadenas entre las dos puertas que se apoyaban en barcas amarradas a sólidos pilares, aproximadamente en el emplazamiento del actual puente de las Artes.
Según Gustave Pessard, la torre se comunicaba por un subterráneo con una casa situada en el número 13 de la calle Nesle.
Luis XI lo dona a Carlos el Temerario, que fija en la torre su morada.
En 1552, Enrique II decide vender la propiedad en varios lotes, pero esta venta nunca llegó a ejecutarse, ya que Carlos IX renovó la patente real.
[5] Ese mismo año, la autoridad local alquila a Balthasar Bordier, mercader, «La torre llamada de Nesle, habitación, bodega, jardín, terraza y otros pequeños edificios anexos a dicha torre por nueve años, a cambio de treinta libras tornesas al año».
Los sucesos supuestamente acaecidos en la torre han servido de inspiración posteriormente a numerosos autores literarios: