José María Morelos creía conveniente conquistar la inmensa zona montañosa del sur y sureste mexicano, lo que implicaba la toma de plazas militares como Acapulco y Oaxaca.
Morelos decidió que era el momento apropiado para su toma, pues en ella se encontraban grandes sumas de dinero propiedad del gobierno virreinal.
[1] Al no recibir la capitulación de la plaza, las tropas insurgentes avanzaron hasta llegar a la Garita, donde el coronel Andrade esperaba el combate.
En ese momento las fuerzas insurgentes fueron recibidas por fuertes descargas de artillería y fusilería, lo que les generó muchas pérdidas.
Morelos dio órdenes a Hermenegildo Galeana de comenzar un ataque frontal.