Frank Castle (Thomas Jane) es un agente del FBI con una carrera intachable, que se hace pasar por un traficante llamado Otto Kreig en una operación encubierta para detener a unos contrabandistas de armas.
Al otro día, se muestra el entierro de Bobby y le dicen a Howard todo sobre Castle, revelando por medio de información clasificada que su nombre no es Otto Kreig.
A la mañana siguiente tras despertar, el hijo de Castle, Will, le da a su padre una camisa con una calavera blanca, (la ya famosa insignia del personaje), diciéndole que protege de los malos espíritus.
Su esposa e hijo logran escapar por momentos, con los hombres de Saint pisándoles los talones.
Los Saint celebran su victoria creyendo que Castle ha muerto, y Howard y su esposa tienen sexo en su casa luego de que él le obsequiara a ella dos zarcillos de diamante.
Castle se muestra más tarde en público, encarando a su antiguo compañero del FBI quien le creía muerto.
Castle roba el auto de Livia y sabotea su teléfono para sobornar a Glass, pidiéndole una fuerte suma de dinero por las fotografías que le tomó donde se le ve besándose con otro hombre.
Howard, dándose cuenta de que Castle está vivo, envía a dos asesinos para matarlo.
Castle mata primero al guitarrista Harry Heck (Mark Collie), mediante un cuchillo balístico en la garganta luego de una persecución en auto.
Momentos más tarde, los hombres de Glass llegan, dirigidos por este último y Johnny.
Dave es llevado al hospital y Castle, aún estando débil, hace los preparativos para terminar la lucha contra Howard, pese a los intentos de Joan para persuadirlo de no hacerlo.
Con la ayuda de Mickey, Castle hace creer a Howard que Glass y Livia están teniendo una aventura, en una estrategia brillantemente planeada.
También mata fríamente a Johnny, que está atrapado bajo los escombros, haciéndole levantar una granada de ocho libras con el brazo completamente extendido hasta que no soporta más y la deja caer, haciéndola explotar a centímetros de su cara.
Castle enciende el auto que sostiene a Saint y lo deja rodar, mientras varias bombas ocultas en los autos estacionados van estallando por un control remoto que Castle activa, matando a Saint en el proceso.