[1] El Tetrafármaco fue originalmente un compuesto de cuatro medicamentos (cera, sebo, brea y resina).
La palabra ha sido utilizada metafóricamente por los epicúreos de la época romana[2] para referirse a los cuatro remedios para curar el alma.
Esta doctrina poética fue transmitida por un epicúreo anónimo que resumió la filosofía de Epicuro sobre la felicidad en cuatro líneas simples:[4][5] No te preocupes por la muerte; Lo que es bueno es fácil de conseguir, ἀνύποπτον ὁ ανατος,
[7] La mayor parte del sufrimiento que experimentan los seres humanos es causado por los temores irracionales como la muerte o el castigo en el más allá.
[16] Luego, temer a la muerte en vida es absurdo porque "aquello cuya presencia no nos atribula, al esperarlo nos hace sufrir en vano".
[21][22] [...] [...] Similarmente, Plinio el Viejo escribe en Historia Natural: Filodemo de Gadara en Sobre la muerte criticó temores no legítimos relacionados con la muerte, como morir sin hijos o sin gloria, pues son irrelevantes cuando una ya no exista.
[24] David Hume defendió la mortalidad del alma y también usó un argumento de simetría aun suponiendo la inmortalidad del alma:[25] De estas doctrinas surgió el epitafio latino epicúreo: Non fui, fui, non sum, non curo (traducido como: "No fui; fui; no soy; no me importa"), que está inscrito en las lápidas de sus seguidores y visto en muchas lápidas antiguas romanas.
[26] Sustento y refugio, estas cosas pueden ser adquiridas por cualquier persona, tanto animal como humana, con un mínimo esfuerzo, independientemente de la riqueza.
Hemos nacido una vez y no puede haber un segundo nacimiento. Por toda la eternidad nunca mas seremos. Pero tu, aunque no eres señor del mañana, pospones tu felicidad. Desperdiciamos nuestras vidas retrasando las cosas, y cada uno de nosotros muere sin haber realmente vivido. [ 19 ]