Para explicar las dos últimas máximas, que se refieren al placer y al dolor, Epicuro debe primero analizar los diferentes tipos de deseos y placeres.
[7] Solo teniendo en cuenta la clasificación previa de los deseos, es posible decidir qué acciones tomar, con el fin de suprimir los disturbios y perseguir una vida bendita.
Epicuro comienza con la determinación de la naturaleza del hombre, reconociendo que su propósito y principio es el placer: el bien consiste en realizar esta naturaleza y, por lo tanto, en perseguir el placer.
El placer, a su vez, es una privación del dolor: esto significa que no es posible aumentar su intensidad hasta el infinito, y sobre todo que el placer y el dolor son claramente opuestos.
El filósofo distingue dos tipos: El bien supremo es la autosuficiencia (autarkeia), es decir, saber cómo contentarse con poco, para estar libre de la necesidad y, por lo tanto, del dolor.