Disciplina sobre la propia descripción de los hechos históricos y el tipo de análisis generales necesarios para explicar los hechos registrados por la historia, señalando los elementos lógicos que hicieron que estos ocurrieran.
[7] Igualmente las fuentes pueden ser clasificadas a partir del soporte material o formato que contiene la información históricamente relevante: En el tratamiento de las fuentes ha tenido especial relevancia las posturas del criticismo literario.
Las corrientes deconstruccionistas[8] proponen el foco en la creación del discurso (en toda fuente textual) en el autor y en la forma.
Por sus orígenes diversos y sus pretensiones no es fácil diferenciarla de otras disciplinas, tales como la sociología, la semiología o la antropología filosófica.
El marxismo por ejemplo formula esta exigencia como materialismo histórico, en el cual el desenvolvimiento espiritual se convierte en una progresión real-dialéctica de series causales.
Ambas concepciones histórico-filosóficas, idealismo y materialismo, llegan al mismo postulado para la ciencia histórica, que es la unidad entre teoría e historia.
El planteamiento teórico es a su vez importante a la hora de reconocer la narración, no como necesidad de comunicarse, sino como recurso genuinamente metodológico, o sea: cognitivo en sentido estricto: se trata de valorar la individualidad histórica en función del acontecer general, como por ejemplo estructuras "eternas" o metahistórcias, "legalidades" recurrentes, tendencias inmanentes al proceso histórico-social, teleología, etc. Una categoría fundamental para cualquier Historiología es la de "totalidad", ya que es en la totalidad en la que el hecho individual cobra toda su significación.
Todo hecho es tanto general como concreto en su individualidad histórica, y no puede ser de otra manera si resulta ser inteligible.