Dos meses después, al comenzar la Segunda Guerra Mundial, el HMS Hood fue asignado a la fuerza H en el Mediterráneo bajo el comando del capitán Ralph Kerr.
A medida que se perdía el equilibrio en el puente y la parte proel se empezaba a hundir, Briggs supo que era el fin cuando la inclinación alcanzó los 30°-40° y a pesar de que no se dio ninguna orden de abandono de buque, Briggs pudo alcanzar la salida gracias a que el oficial de navegación, John Warrand, le permitió salir primero y Briggs pudo descender por la escala que conducía al puente del almirante junto a otros miembros y se lanzó a las gélidas aguas apenas la estructura tocó el agua.
La parte proel del Hood se hundió en menos de tres minutos.
Según su testimonio, Briggs fue arrastrado hacía las profundidades por la succión del agua que la masa en descenso del Hood creaba a su rededor, afortunadamente, el uso de un chaleco salvavidas y las enormes burbujas de aire que emanaban desde lo profundo lo levantaron hacía la superficie apareciendo a apenas unos 50 m de la proa que entre resoplidos se hundía, en medio del humo y el fuego del aceite sobre las aguas.
En la vida civil, Briggs se dedicó a administrar como conserje un edificio de alquileres en Hampshire.
[3] Una vez que William Dundas falleció en un accidente automovilístico en 1965, y Bob Tilburn lo hizo en 1995, Briggs se convirtió en el último sobreviviente del HMS Hood.