El tanque ligero era un elemento importante de los arsenales previos a la Segunda Guerra Mundial, donde se esperaba que pudiera ser usado para romper las líneas enemigas.
Sin embargo, en esos roles han sido ampliamente reemplazados por vehículos de ruedas que montan armas similares.
Mientras que el Reino Unido se decantó por el pesado Mark I, en cambio Francia tomó un rumbo diferente con la fabricación del pequeño Renault FT-17, siendo este el primer tanque en incorporar una torreta montada en la parte superior con rotación completa, además es considerado como el primer tanque moderno debido a que hasta ese momento la tripulación compartía un ambiente único ganándose el apodo de "tanques caja", sin embargo con la llegada del FT-17 aparece una nueva organización, usada hasta la actualidad por la mayoría de tanques, con el conductor al frente, el cañón y el armamento principal en una torreta rotatoria en la parte superior y el motor en la parte trasera.
En Japón, se desarrolló el Tipo 89 I-Go en un experimento sobre la guerra mecanizada con una unidad que combinaba la infantería con tanques.
Para corregir el problema del peso se diseñó el Tipo 95 Ha-Go que resultó ser mucho más ágil pero seguía careciendo de suficiente blindaje.
Durante la Guerra Fría se siguieron construyendo tanques ligeros, pero solo para ocupar papeles menores en el ejército como el reconocimiento anfibio, apoyo a fuerzas aerotransportadas y en unidades de intervención rápida que no tenían pensado encarar en combate a los tanques más pesados.
También son útiles en ambientes de difícil acceso o con poco espacio, como selvas, donde otros vehículos tendrían dificultades para seguir.