Después abrazó el partido de Hierón II y le ayudó en su guerra contra los mamertinos en 269 a. C. Fue una posición estratégica en la costa del mar Tirreno y aparece en otras guerras.
En 257 a. C. se libró delante de ella una batalla naval a medio camino entre la ciudad y las islas Lípari, en la que la flota romana dirigida por Cayo Atilio obtuvo ventaja sobre la flota cartaginesa, pero sin ser un resultado decisivo.
Los romanos se acercaron a Tíndaris pero no la ocuparon hasta después de la caída de Panormo en 254 a. C., cuando los ciudadanos expulsaron a la guarnición cartaginesa y solicitaron la alianza romana.
Marco Tulio Cicerón la llamó «nobilissima civitas» y en diversas ocasiones sus habitantes demostraron la lealtad a Roma, como cuando aportaron fuerzas navales a Escipión el Africano, que les compensó devolviendo a Tíndaris la estatua de Mercurio que los cartagineses se habían llevado, y que fue objeto de gran veneración en la ciudad hasta que el romano Verres se la llevó más tarde (la estatua de Verres fue demolida cuando salió de la isla como venganza).
Estrabón la menciona como una ciudad importante del norte de la isla y Plinio el Viejo dice que fue colonia (probablemente bajo Augusto porque se ha encontrado una inscripción que dice Colonia Augusta Tyndaritanorum).
En el siglo XIX, el lugar de Tíndaris estaba totalmente despoblado, pero el nombre lo conservó una iglesia, que corona el punto más alto de la colina sobre la que antaño estuvo la ciudad, y aún se llama la Madonna di Tindaro.