Según el historiador Jorge Basadre, fue la más original y pintoresca de las revoluciones republicanas del Perú.
El grupo principal armados con revólveres ingresó al departamento presidencial, donde mataron al edecán mayor Eulogio Eléspuru y Deustua e irrumpieron en la habitación donde se hallaba el presidente Leguía, a quien tomaron prisionero.
Leguía volvió a reiterar su negativa, expresada en dos escuetas palabras: «No firmo».
[1] Le acompañaba su Ministro de Justicia e Instrucción, Manuel Vicente Villarán.
Su director, Alberto Ulloa Cisneros, fue apresado, iniciándosele juicio por tenencia ilegal de armas.
Era la primera vez que los universitarios salían a protestar contra el gobierno de turno, gritando “abajo la dictadura” y “viva la democracia”.
Encabezaron la manifestación los estudiantes José Gálvez Barrenechea, Abraham Valdelomar, Juan Bautista de Lavalle y García, José María de la Jara y Ureta, Felipe Barreda, Alfonso Cisneros, Alberto Ulloa Sotomayor (hijo del director de La Prensa), los hermanos Ventura y Francisco García Calderón Rey, los Miró Quesada y Manuel Augusto Olaechea, todos ellos figuras que ya descollaban o pronto iban a descollar por su talento en diversos campos.