En respuesta a las invitaciones expresas a poblar esas tierras que les hiciera la monarquía de los Habsburgo, sus ancestros emigraron allí en el siglo XVIII, a la que entonces era la provincia del Banato de Timișoara del Imperio austríaco (más tarde incluida en el Reino de Hungría).
Durante la Segunda Guerra Mundial, con el avance del ejército soviético, muchos alemanes del Banato fueron asesinados o deportados a campos de concentración ubicados en la Unión Soviética, perdiendo sus bienes.
Muchos fueron deportados a Alemania como desposeídos o emigraron hacia países de América.
Desde finales del siglo XX, la parte más grande, al noreste, pertenece a Rumania, el tercio suroccidental, a Serbia, y una pequeña franja cerca de la ciudad de Szeged quedó con Hungría.
Las nuevas fronteras cortaron las conexiones que habían surgido a lo largo de los siglos (también entre serbios o rumanos).