Alemanes de Hungría

Actualmente, muchos viven en Alemania o Austria, aunque también en Australia, Brasil, los Estados Unidos, Canadá y Argentina.

Como respuesta a esta situación, en la segunda mitad del siglo se incrementó el movimiento político nacionalista húngaro, cuyo propósito era asimilar por la fuerza a los ciudadanos de habla alemana y confiscar su riqueza económica.

Como respuesta a la persecución gubernamental que sufrieron en base a su identidad étnica, en 1938 emergió una organización nacionalsocialista alemana, el Volksbund der Deutschen in Ungarn bajo el liderazgo de Franz Anton Basch, que llegaría a ser una de las organizaciones políticas más influyentes entre los alemanes de Hungría.

Muchos alemanes se esperanzaron con que así alguien podría poner un límite a los abusos del gobierno húngaro contra la población alemana que en muchos casos vivía allí desde hacía siglos (y porque habían sido expresamente invitados a radicarse por los propios gobiernos locales).

En 1940, dicho partido se convirtió en el representante oficial de los alemanes húngaros, siendo controlado directamente por Alemania.

La población alemana en Hungría, sin embargo, nunca estuvo sujeta a la misma persecución brutal y excesos que en Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia o Rusia (donde los alemanes del Volga sufrieron un genocidio de manera abierta).

Posteriormente, en 1947, cuando la mayor parte de los alemanes ya se encontraban fuera de Hungría, los trabajadores industriales en industrias críticas, mineros, artesanos indispensables o trabajadores agrícolas también estuvieron exentos, a menos que hubieran sido miembros del Volksbund o las Waffen SS.

Comités de exención fueron establecidos por el gobierno, aunque bajo el control y discrecionalidad del Partido Comunista.

Los partidos liberales, particularmente el Partido de los Pequeños Propietarios y la prensa democrática superviviente, criticaron la brutal discriminación de clasificar a todos los alemanes étnicos como "traidores", sólo por su condición étnica.

Se dirigió a la opinión pública mundial y condenó enérgicamente lo que estaba sucediendo en Hungría.

En 1949, Mindszenty fue juzgado por traición por el gobierno comunista y condenado a cadena perpetua, sólo por pensar diferente.

Irónicamente, en esta última expulsión, los trabajadores alemanes más hábiles e industriosos fueron expulsados de Hungría.

Se estima que en estas expulsiones unos 11.000 civiles de etnia alemana fueron asesinados.

Los que optaron por la nacionalidad húngara en el censo de 1941, que declararon su idioma nativo como húngaro y estaban completamente integrados en la sociedad húngara, o sea, los que ya no fueran más alemanes étnicos sino meros descendientes y además mostraran su fidelidad al régimen comunista, en algunos casos, pudieron evitar la deportación.

En 1948, con los comunistas dominando el gobierno húngaro, la cuestión del nacionalismo fue reemplazada por la guerra de clases.

El líder del Partido Comunista, Rákosi, declaró que los alemanes restantes, en su mayoría trabajadores calificados, debían reintegrarse al Estado húngaro.

Seis meses después, en mayo de 1950, las expulsiones se detuvieron oficialmente y todos los alemanes que quedaban recibieron la ciudadanía húngara.

[4]​ Las cosas comenzaron a mejorar para los grupos minoritarios, incluidos los alemanes húngaros, bajo el programa de liberalización económica llamado comunismo gulash.

Tras años de expulsiones, prohibición del idioma alemán y asimilación forzosa, este movimiento, liderado por el entonces secretario general del Partido Comunista de Hungría, János Kádár, garantizaba ciertos derechos económicos a los grupos minoritarios, así como el derecho a practicar sus propias culturas, aunque jamás planteando derechos de indemnización por todas las propiedades confiscadas a los alemanes étnicos.

En 1955, se fundó una nueva organización, la Asociación de Alemanes Húngaros (Verband der Ungarndeutschen).

Debido a la posición del gobierno sobre la cultura alemana en el pasado reciente, en las escuelas se enseñaba muy poco alemán en ese momento, por lo que los organizadores del grupo temían que el sistema escolar húngaro criara "una generación muda".

Miklós Ybl, suabo del Danubio considerado el más grande arquitecto de Hungría, y Alajos Hauszmann, otro suabo del Danubio cuyos padres procedían de Baviera, Alemania.

Por otro lado, la fantástica Ópera Nacional de Hungría es otro caso paradigmático: fue diseñada por el arq.

Al mismo tiempo, ambas estatuas fueron realizadas por Alajos Strobl, un reconocido escultor húngaro de origen alemán.

Alajos Hauszmann, junto a los también arquitectos de origen alemán nacidos en Hungría Flóris Korb y Kálmán Giergl.

Sándor Wekerle fue el primer ministro de Hungría no noble y ocupó ese cargo 3 veces.