Sonata para violín n.º 4 (Beethoven)

[7]​ Durante los primeros años del nuevo siglo Beethoven se volvió cada vez más impaciente con aquellos que no podían seguir el ritmo de sus ideas, entre ellos Joseph Haydn que había sido su maestro.

El propio Haydn comentó a su biógrafo Giuseppe Carpani lo siguiente sobre su alumno:[1]​ El joven compositor se sentía cada vez menos satisfecho con su anterior y más popular Septeto, como demuestra su célebre conversación con Wenzel Krumpholz.

De hecho fue anunciada para su publicación bajo esta etiqueta por Mollo y existe una copia del Op.

Sin embargo, en una nueva edición del año siguiente las partes para violín de las dos sonatas se editaron en formatos diferentes por error.

La particella para violín de segunda sonata se imprimió en formato apaisado.

[3]​ En cualquier caso la separación resulta apropiada puesto que ambas obras difícilmente podrían ser más diferentes entre sí.

La sonata n.º 4 es distante, ascética, de tono dramático y textura ligera al menos en sus movimientos exteriores.

Según el hermano de Beethoven, Carl, el conde había encargado dos sonatas para violín conforme a un acuerdo que era habitual en la época.

El conde von Fries ayudó a Beethoven de manera continuada durante años hasta que se declaró en quiebra.

Con estas dos piezas Beethoven impulsó la renovación formal de las sonatas para violín dándoles un enfoque más sinfónico que puramente camerístico.

Después se presenta una reelaboración del tema principal en lugar de la recapitulación esperada, y nuevamente en la coda.

El segundo movimiento, Andante scherzoso più allegretto, está en la mayor y en compás de 2/4.

Después de los tres pareados, sigue una conclusión, que el musicólogo Peter Cahn considera como una coda extendida.

Beethoven en 1801, por Carl Riedel .
Conde Moritz von Fries, dedicatario de las sonatas Op. 23 y 24, con su esposa (Jean-Laurent Mosnier, c. 1801).