Sonata para violín n.º 2 (Beethoven)

[6]​ La primera publicación de la pieza fue llevada a cabo por la editorial Artaria en enero de 1799 en Viena bajo el título "Tre Sonate per il Clavicembalo o Forte-Piano con un Violino" (Tres sonatas para clavicémbalo o pianoforte con un violín).

12 fueron publicadas como "para clavicémbalo o fortepiano con un violín", si bien esta denominación ya no era apropiada por varias razones.

Por otra parte, la parte para tecla con todos sus sforzandi, crescendi y diminuendi, no se podía tocar de manera satisfactoria en un clavecín, que ya eran casi obsoletos en Viena.

Todo ello le convertía en el músico más influyente en la Viena de aquel momento.

El material se repite y sigue un breve e interesante desarrollo.

La primera sección se construye en torno a una melodía fluida, pero sin artificios, que finalmente pasa a ser propiedad exclusiva del violín, mientras que el piano ofrece un modesto acompañamiento en staccato.

El Finale es un rondó cuyo tema recurrente es una alegre melodía silbante, con algunos amplios saltos interválicos y giros jocosos.

[3]​ Beethoven se reserva otra broma para el final: Los instrumentos se mueven a través de una cadencia final que suena decisiva en plena colaboración, solamente para que el piano tenga la última palabra con una última nota "adicional".

Esto se refleja en la crítica del Allgemeine musikalische Zeitung en 1799:[12]​ El compositor Robert Schumann lo rebatió cuando escribió en Neue Zeitschrift für Musik en 1836:[13]​

Beethoven en 1796.
Antonio Salieri , dedicatario de la pieza.
Allgemeine musikalische Zeitung I 1798-1799