Pedro I de Castilla, conocedor de los pactos de Pedro el Ceremonioso con Carlos II de Navarra y Enrique II de Castilla,[1] incumplió la Paz de Morvedre y penetró en 1364 por el sur del reino de Valencia,[2] y apoderándose de Alicante, Elda, Gandía y otros castillos, manteniéndose solo Orihuela, que pudo ser abastecida por el Ceremonioso, quedó en manos aragonesas,[3] aunque el soberano aragonés tuvo que regresar a Tortosa al no poder mantener las tropas.
Se produjo entre los dos monarcas un intercambio de cartas de desafío, pero nunca llegó a producirse, ya que Pedro el Ceremonioso exigía que Pedro I de Castilla acudiera al campo del Grau Vell, mientras el castellano le citaba ante las murallas del castillo de Sagunto.
[4] A finales de noviembre de 1364, Pedro el Ceremonioso mandó a al alcaide del castillo de Orihuela, Juan Martínez de Eslava, que se encontraba en Valencia, que se dirigiera allí, mientras él se acercaba con las huestes para socorrerla.
[7] Pedro I de Castilla, tras la toma de Orihuela se dirigió a Sagunto, donde dejó 800 jinetes y numerosos infantes, y se marchó a Teruel, pero finalmente Sagunto fue recuperada el 14 de septiembre y la guarnición pasó al bando de Enrique II de Castilla, y poco más tarde se recuperaría Segorbe.
[8] con todo el norte del reino de Valencia.