Después de aplastar a los ejércitos bizantinos en Faventia y Mucellium, Totila marchó al sur hacia Nápoles, en poder del general Conon y con una guarnición de 1 000 hombres.
Un gran número de refuerzos del recién nombrado magister militum Demetrio provenientes de Sicilia fue interceptado y casi totalmente destruido por los barcos de guerra godos.
Un segundo grupo de refuerzos, de nuevo bajo Demetrio, igualmente fracasó en su tarea cuando los fuertes vientos obligaron a los barcos de la flota a varar, donde fueron atacados y vencidos por el ejército godo.
Conociendo la grave situación de los defensores de la ciudad, Totila prometió una retirada pacífica a la guarnición si se rendían.
Los defensores fueron tratados dignamente por Totila, y la guarnición bizantina pudo salir de la ciudad con seguridad, pero parte de las murallas de la ciudad fueron arrasadas.