Santo Cristo de la Buena Muerte (Popayán)

[3]​ Por ende, se decidió construir un hospital para el cuidado de la población en el sector del humilladero, buscando la diócesis a una orden religiosa para administrarlo y atenderlo.

La devoción de la población al Santo Cristo de la Buena Muerte se incrementó con el paso del tiempo, debido a que los hermanos camilianos se encargaron de la propagación de su veneración entre los sectores populares de Popayán y en especial los más vulnerables como los desvalidos, moribundos y enfermos terminales que atendían en el Hospital del Humilladero, dándoles consuelo en sus horas finales para un paso a una buena muerte.

[5]​ Con la expulsión de los Camilianos, la devoción al Santo Cristo de la Buena Muerte dejó de ser propagada y cayó en decadencia, al mismo tiempo que la capilla y el convento quedaban en desuso, solo siendo frecuentados por los vecinos del sector.

No obstante, a comienzos del siglo XX la ahora arquidiócesis de Popayán, decidió ceder el claustro y la iglesia adyacente a la recién llegada Familia Marista para su asentamiento en la ciudad, sin embargo, al ser el complejo insuficiente para sus actividades, se decidió emprender un proyecto de ampliación, construyéndose la Iglesia Neogótica de las Mercedes entre los años 1928 y 1930, siendo dedicada el 15 de agosto.

A pesar de su relevancia en tiempos virreinales en la población payanesa, el Santo Cristo de la Buena Muerte, nunca obtuvo un papel importante en las tradicionales procesiones de Semana Santa hasta mediados del siglo XX, cuando fue incorporado en el paso denominado como su nombre original o también conocido como simplemente El Crucifijo.