Juan de Rila

Se alimenta esencialmente con plantas, frutas y hierbas del bosque, que personalmente recoge.

San Iván en cada visita de este pastor le entregaba hierbas, frutas y plantas para comer o beber en forma de infusiones, y a su vez, el pastor le daba leche para hacer queso o beber.

Así, esa amistad crecía más y más, luego de que en este inhóspito lugar salvaje, sin pueblos cercanos ni médicos, el monje le había curado su malestar.

Muy cercano a los bosques de Rila, están las fronteras con Grecia y con la actual Macedonia del Norte.

Algunos de ellos personalmente acudieron o enviaron a algún hijo o familiar a manos del monje, y luego de ser curados, dejaban abundantes regalos, obsequios y también alimentos.

Este acto acrecentó aún más la admiración popular por San Iván de Rila.

El escritor bizantino Jorge Skilitza narra en sus escrituras, que en Sredetz sus restos mortales curan al Emperador Bizantino Manuel I Comneno (1118-1180) llamado "Megas, el Grande" y se calcula que en esta época fue canonizado.

Luego de muchos ruegos y rezos a los restos del santo, la voz le fue devuelta.

Impresionados y exaltados por el milagro, los húngaros devuelven años más tarde (1187) al santo a Bulgaria y sus restos acabaron depositados en el Veliko Tarnovo (Gran Tarnovo), por orden del zar Iván Asen I.

Fresco del Santo en la Iglesia del Monasterio de Rila.
El Monasterio de Rila.
Interior de la Iglesia de la Natividad de la Virgen (tapado con un manto rojo, el sarcófago donde reposa el Santo).