Samuel Rogers

Por su lado materno estaba emparentado con clérigos disidentes ingleses o inconformistas (protestantes no asimilados en la iglesia anglicana) como Philip Henry y su hijo Matthew.

Aunque quería ser pastor presbiteriano, su padre lo convenció para que se uniera al negocio bancario en Cornhill.

Pero en las largas vacaciones que debía tomar para reponerse de su delicada salud, empezó a interesarse por la literatura inglesa y sobre todo la obra del doctor Samuel Johnson, Thomas Gray y Oliver Goldsmith.

También conoció a Charles James Fox, con quien visitó las galerías pictóricas de París en 1802 aprovechando una breve tregua en las disensiones anglofrancesas; su amistad le permitió entrar en la casa y tertulia del hispanista Lord Holland.

En 1803 se trasladó a la plaza de Saint James, donde se hizo construir una casa que, durante cincuenta años, consiguió atraer y entretener en sus salones a todas las celebridades de Londres.

La invitación a uno de los desayunos de Rogers suponía una entrada formal en la sociedad literaria de Londres, y sus cenas aún eran más selectas, aunque el éxito social de su salón se debió menos a su posición literaria que a su encanto como conversador, su educado criterio en todo lo referente al arte y, sin duda, a su muy sarcástico y amargo ingenio, por el que se excusaba diciendo que tenía tan poca voz que nadie lo escuchaba si decía cosas agradables.

Al principio constituyó un fracaso, pero Rogers, determinado a que fuera un éxito, amplió y revisó el poema encargando además grabados en acero a Joseph Mallord William Turner, Thomas Stothard y Samuel Prout.

Murió en Londres y está enterrado en la tumba familiar del camposanto adjunto a la iglesia de Santa María, en Hornsey High Street, Haringey.

Samuel Rogers.
Detalle de un retrato obra de Frank Stone , datable en torno a 1845.
Samuel Rogers joven
Una fotografía de Samuel Rogers