Se prepara con los mismos procedimientos que los de la salsa holandesa.
Su grado de dificultad es similar, y en muchos casos se considera una holandesa rebajada.
En un cazo alto (metálico o resistente al calor) se vierten las yemas de huevo, el cazo se pone en un baño maría.
Se bate la mezcla hasta que posea la textura de una mousse.
En muchos casos una salsa holandesa preparada, se añade crema de leche.