Convulsión febril
[3] Las convulsiones en general obedecen a una descarga neuronal anormal en el sistema nervioso central con fenómenos paroxísticos ocasionales e involuntarios que pueden inducir alteraciones de la conciencia, movimientos anormales o fenómenos autonómicos tales como cianosis o bradicardia.Se sabe que la fiebre es una condición necesaria para el trastorno, estrechamente relacionada con una determinada edad, es decir, una fase concreta del desarrollo del cerebro, así como la sorprendente predisposición familiar y una predisposición genética ligada.Básicamente, las convulsiones febriles es un riesgo en cada infección fuera del sistema nervioso central.[9] Para la incidencia en diversas familias con convulsiones febriles probablemente son varios los genes conjuntamente responsables.En las convulsiones con crisis complejas se recomienda estudio genético si no hay una causa localizada (deformación en el cerebro, lesión cerebral, etc.) En virtud de los nuevos conocimientos, el receptor GABA-A subunidad γ2 sensible a la temperatura, puede causar que un aumento de la temperatura interrumpa la transmisión inhibitoria GABAnérgica.Además, el niño no tuvo previamente una afectación neurológica y el episodio febril se origina fuera del sistema nervioso central.Afortunadamente, las convulsiones febriles simples son inofensivas y no existe evidencia de que dichas convulsiones causen la muerte, lesiones cerebrales, epilepsia, retardo mental, disminución del cociente intelectual o problemas de aprendizaje.Se da cuando: La historia y antecedentes clínicos deben iniciar la sospecha de una convulsión febril.Un estudio exhaustivo de la condición neurológica subyacente debería revelar anomalías del sistema nervioso.El electroencefalograma (EEG) no se indica para el diagnóstico de convulsiones febriles simples, pero debe tomarse en cuenta para niños con hallazgos atípicos.[14] Además del diazepam, también existen otros anticonvulsivos de acción corta como el clonazepam o el sedante midazolam.Se debe observar la respiración del niño durante la convulsión, ya que una coloración azulada de la piel (cianosis) no es inusual.Por lo tanto, es especialmente importante mantener la calma Múltiples estudios han mostrado que las crisis febriles simples en su mayoría no generan consecuencias cognitivas, motoras o funcionales a largo plazo,[15] el riesgo de desarrollar epilepsia en pacientes con convulsiones febriles es bajo.Dado que la fiebre es un requisito previo para la aparición de convulsiones febriles, se deben crear medidas antipiréticas, incluido el paracetamol y el ibuprofeno, aunque no se ha demostrado que sean efectivas como medida preventiva.Los efectos secundarios pueden ser apenas perceptibles, pero muy pronunciados: fatiga, mareos, trastornos del equilibrio, incluida la confusión y excitabilidad leve, por lo que se debe sopesar el beneficio potencial de prevenir una convulsión febril, ya que estas tienen un carácter benigno.[19] El uso diario y prolongado de anticonvulsivos orales, tales como fenobarbital o valproato, para prevenir las convulsiones por fiebre no está recomendado debido a los efectos secundarios potenciales y porque su efectividad en prevenir tales convulsiones es discutible.