[8] La ciudad constituye junto con una decena de municipios muy próximos a ella un área urbana integrada (AUI) que contaba con 61 000 habitantes en 2023.[10] Játiva es una de las pocas ciudades españolas que ha conservado un topónimo prerromano.Los iberos la conocieron como Saiti, lo que derivó en latín a Saitabi o Saetabis.En árabe evolucionó a مَدينَة شاطِبَة (madīnat Šāṭibat) y de ahí al valenciano Xàtiva.[11] La ciudad se remonta a la cultura ibérica y ha conservado su topónimo, que originalmente fue Saiti (aunque existieron las variantes Ibi o Tibi).[11] Dado que el poblamiento se ha extendido durante más de 2300 años en una misma área geográfica se hace muy difícil encontrar restos antiguos, ya que los materiales han sido reutilizados una y otra vez, motivo por el que se explica la escasez de restos ibéricos.[11] La romanización se inició en el siglo II a. C., en el que Saitabi floreció y acuñó moneda propia,[11] en la que se representaba una estrella de tres puntas en las 8, las 12 y las 4, con cierto parecido al actual logotipo de Mercedes.Los restos de la ciudad, sin embargo, apenas son visibles, ya que sus piedras se reutilizaron para construir edificaciones en el casco actual, y el solar fue objeto de una intensa ocupación agrícola.[11] Durante el Bajo Imperio, Saetabis se convirtió en sede episcopal y sus obispos asistieron a los concilios de Toledo, ya en época visigoda (siglos VI y VII).Tras la conquista musulmana en 711, la ciudad se denominó مَدينَة شاطِبَة (madīnat Ŝāţibat, transcrito generalmente como Medina Xátiba).Durante este periodo se fortificaron los castillos y la ciudad ganó importancia como plaza fuerte.[11] Al rendir la ciudad, Jaime I respetó la mezquita, que no se derribó hasta el siglo XVI.[17] La población morisca se expulsó del recinto amurallado y se redistribuyó entre las zonas rurales y el arrabal de San Juan, mientras que los judíos conservaron su judería (call) intramuros, en las proximidades del porta de Santa Tecla.[18] A finales del siglo XV la ciudad tenía unos 8000 habitantes y se encontraba cerca de su punto álgido.Su función administrativa se extendía en primer nivel sobre un extenso término municipal, que hoy corresponde a 37 municipios, y en segundo nivel por una gobernación que abarcaba desde el río Júcar hasta el enclave de Caudete, Biar, Castalla, Jijona y Villajoyosa, con una extensión de 4750 km².Tradicionalmente se ha dicho que la ciudad fue incendiada durante un año entero (de ahí el apelativo de socarrats, «chamuscados», que se da popularmente a los setabenses).Sí hubo, no obstante, un proyecto para derribar gran parte del casco urbano y construir nuevas calles, pero la remodelación no se llevó a cabo por problemas técnicos y de propiedad.[11] A lo largo del siglo XVIII la ciudad fue recuperándose, como demuestra el hecho de que en 1787 se contaran ya 12 655 habitantes en el término, lo que además promovió nuevas obras y reformas urbanas en la ciudad.[11] En 1811 las Cortes de Cádiz restituyeron el nombre anterior de la ciudad, Xátiva,[12][13][19] gracias, entre otros motivos, a la perseverancia de Joaquín Lorenzo Villanueva[20] En el ámbito económico, la ciudad sufrió un importante revés al desaparecer entre 1810 y 1830 su industria textil del lino y la seda casi por completo, lo que dejó sin trabajo a unas 1300 personas.Sin embargo, el crecimiento se estancó otra vez entre 1940 y 1960, década en que la población comenzó a aumentar lenta pero invariablemente, principalmente debido al éxodo rural y la especialización de Játiva como ciudad de servicios.[11] Los restos y noticias de edificios andalusíes prueban que la población rebasó el antiguo recinto romano-visigodo.La medina islámica debió ocupar casi todo lo que ahora se conoce como ciudad medieval, y en su interior destacaban la Aljama (en el Montsant) y la mezquita mayor, en el solar que ocupa la colegiata.El PGOU de 1988 tenía como principal objetivo el crecimiento de la ciudad más allá del ferrocarril, para lo que eran precisos dos nuevos pasos subterráneos y uno elevado.[28] Si bien en 1950 el 40 % de la población se dedicaba a la agricultura, este porcentaje apenas llegaba al 5 % en 2001.