En las últimas décadas, esta feria ha evolucionado hacia una oferta de ocio y cultural, dejando en un segundo plano todo lo relacionado con el ganado.
La ciudad ha sabido conservar la esencia de su origen, relacionada con el ganado.
Esta actividad, con casi ochenta años de historia, la comenzaron a practicar agricultores valencianos para recordar los tiempos en los que los animales de tiro eran fundamentales para la vida agraria.
Recientemente se ha recuperado el Festival de la Cançó, que apuesta por la música local y la cultura mediterránea.
Centenares de puestos tradicionales tienen cabida a lo largo de la Alameda, ofreciendo desde productos artesanales de madera o barro, pasando por refrescos y aperitivos, hasta objetos mucho más actuales.