Ruth Mary Kelly
Escribió en 1972 Memorial de los infiernos sobre sus vivencias como trabajadora sexual y lesbiana, perseguida por el sistema psiquiátrico-carcelario.Abusada sexualmente por su padre, desde niña fue internada forzosamente en clínicas psiquiátricas, correccionales y colegios.En 1941 es declarada «demente» e internada en Hospital Neuropsiquiátrico Braulio Aurelio Moyano, del que se escapaba sistemáticamente para volver a su casa.Poco después la justicia le quitó la patria potestad a sus padres y fue puesta bajo supervisión estatal.Trabajó también en Mendoza como lustrabotas, donde recuerda recibir «consejos» masculinos para dejar ese oficio por no ser decoroso para una mujer:[8] En 1965 estuvo en Chile, trabajando también en un prostíbulo,[7] donde fue detenida por robo y trasladada a una cárcel, donde se enamoró de otra reclusa.[9] En 1972 junto al escritor Julio Ardiles Gray publica Memorial de los infiernos, un libro autobiográfico sobre su vida como prostituta y su disciplinamiento psiquiátrico-carcelario.[3] Dijo en La Opinión: “Esperaba encontrar eco en el lugar que creí más indicado desde donde se lucha por la liberación total de la mujer… [pero no había] cabida a los problemas para la liberación de la mujer prostituta”.[10] Precisamente, uno de los folletos del Grupo Safo trata sobre la prostitución, citando su libro Memorias del infierno, cerrando con la frase “encontramos que hay grupos feministas que piden seguridades gremiales y reconocimiento de las prostitutas organizadas”.Lleva consigo copias de los edictos policiales para denunciarlos como excesos del aparato represivo estatal.[3] En ese mismo acto, María Elena Odonne, líder del Movimiento de Liberación Femenina (MLF) hizo historia aportando su propia pancarta rupturista con el lema: «No a la maternidad, sí al placer».[12] Ambas mujeres, aún sin coincidir plenamente, se mantuvieron cerca y compartieron la convicción de que el feminismo debía romper los moldes morales que le impedían llegar a «todas» las mujeres.Por primera vez en la historia argentina, una lesbiana y un varón homosexual, militantes por los derechos LGBT, daban una conferencia en una universidad sobre sexualidades reprimidas.Su mirada buscó articular la subjetivación feminista frente al patriarcado, con la subjetivación sindicalista frente al capital, rechazando el lugar que el machismo asigna a las mujeres prostitutas, como objetos indispensables y despreciables, para reconocerse en toda su dignidad como mujer y trabajadora sexual.