Robert Edwards

Estuvo destinado en Oriente Medio y allí se formó su simpatía de toda la vida para los árabes palestinos.

Allí trabajó con Albert Tyler, un científico investigando la biología reproductiva, específicamente las interacciones de los espermatozoides con los óvulos.

[7]​ Edwards en este año investigó métodos para limitar la fertilidad, que entonces fue un tema científico de gran importancia.

Descubrió que óvulos inmaduros de ratones, ratas y hámsteres siguen desarrollándose fuera del cuerpo materno (in vitro).

Sin embargo, como poco después leyó en la biblioteca, ya Gregory Pincus en los años 1930 y Min Chueh Chang en los años 1950 habían descubierto lo mismo usando óvulos de conejos y, según Pincus, de humanos.

[7]​ Mostró en un artículo en la revista The Lancet de 1965 que óvulos humanos maduran in vitro.

Así pudieron fertilizar un óvulo humano fuera del cuerpo de la madre por primera vez.

A partir de 1986 la ESHRE publicó su propia revista, Human Reproduction, y pronto Edwards se convirtió en su redactor jefe.

Tuvo estos puestos hasta 2000, cuando terminó su colaboración con las tres revistas por un desacuerdo sobre el modo de su publicación.

Después, a la edad de setenta y cinco años, fundó otra revista, Reproductive BioMedicine Online.

[6]​ Sin embargo, no pudo ir a Estocolmo para recibir el precio porque padeció demencia durante los últimos cinco años de su vida.

En 1968 junto con el ginecólogo cirujano de Oldham Patrick Steptoe, lograron fertilizar por primera vez un óvulo humano en laboratorios.

Sus intentos se encontraron en una gran oposición ya que el consejo de investigación médica no aceptó financiarlos, así como también recibieron numerosas demandas.

Comenzaron a sentarse las bases para futuros descubrimientos como lo fueron la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), la biopsia del embrión (DGP) y la célula madre.