Formado en embriología y morfología, Goldschmidt defiende una tesis sobre el desarrollo del trematodo.
Richard Goldschmidt rescató la importancia de la embriología experimental para el análisis filogenético.
Una de sus ventajas radicaba en la posibilidad de obtener experimentalmente fenocopias: las perturbaciones artificiales del desarrollo podían producir los mismos fenotipos que las mutaciones homeóticas o especies salvajes como la teraltera, donde las alas anteriores se han remplazado por halterios.
Para Goldschmidt, la unidad de herencia era el cromosoma completo y no existían tanto genes particularizados como motivos moleculares cuya modificación (especialmente las que tenían efecto sobre la posición) transformaba el funcionamiento de porciones del cromosoma, generando los mutantes.
El problema de la homeosis sería recuperado más adelante por la biología molecular y la biología del desarrollo, pero los trabajos en este campo tuvieron poco que ver con el trabajo experimental de Goldschmidt.