La comarca abarca el territorio bañado por las aguas del río Órbigo; este nace cerca de Secarejo, fruto de la confluencia de los ríos Omaña y Luna, aunque los límites septentrionales se sitúan algo más al norte e incluyen un breve tramo del río Omaña.
[1] Gracias a las aguas del río y de los distintos canales que desde la Edad Media se han ido construyendo, tradicionalmente se ha desarrollado una agricultura rica y variada que ha favorecido el asentamiento de núcleos urbanos de población más o menos estable.
La personalidad geográfica y económica del valle contribuyó a la formación de la identidad comarcal.
[2] El origen del antruejo es desconocido, aunque este podría estar asociado a las saturnales, calendas y, principalmente, las lupercales, celebradas en honor al dios Fauno Luperco,[3] todas ellas celebraciones de la antigua Roma en las que, entre otros rituales, se sacrificaban animales considerados impuros para posteriormente ataviarse con sus pieles e impregnarse con su sangre como símbolo de purificación y fertilidad en preparación para la primavera.
[5] Entre la repostería tradicional son comunes las rosquillas, almendrados, mazapanes, orejas, hojaldres y sequillos,[6] y la limonada en cuanto a bebidas.