Está dicho en el Concilio de Basilea que echaban en ciertas fiestas del año, algunos revestidos pontificalmente, con la cruz y la mitra.
Dice en adelante que se practicaba esta costumbre en el arzobispado de Reims y en otras diócesis muy considerables.
Mas esto no era lo que se llama la fiesta de los locos cuyos excesos y abominaciones causaban otros desórdenes.
Creen muchos que tomaron los Latinos de los Griegos esta costumbre, lo cual parece indicarlo allí Anastasio en su versión del octavo concilio celebrado el año 859.
Mucho tiempo antes, había San Agustín en el sermón 251 de tempore, mandado castigar vigorosamente a los que se encontrase haber incurrido en tanta impiedad, así como acabamos de decirlo, se aplicaron los concilios, los papas y obispos a destruir, extirpar y defraigar este desorden enteramente.