El levantamiento puso en duda el estatus de los rumanos tolerados en la Transilvania imperial, lo que también le dio un carácter nacional.
Su hijo, José II, corregente, llegó por primera vez a Transilvania cuando fue asociado al trono en 1773.
El líder del levantamiento, Horea, acudió cuatro veces a Viena para exponer al emperador las injusticias a las que estaban sometidos los campesinos rumanos en Transilvania, siendo la última audiencia en abril de 1784.
Alrededor de 500-600 campesinos siervos se reunieron el domingo, y Crişan les mostró una cruz dorada, afirmando que Horea la había recibido del emperador como una señal de que estaba facultado para guiar a los siervos a decidir por sí mismos si seguir siendo siervos o alistarse en los regimientos de los guardias fronterizos.
Durante la noche, fueron atacados por tropas de húsares, a las que derrotan y desarman.
El ataque cambió los planes de los rebeldes, que se dirigieron a Brad.
El 11 de noviembre, Horea lanzó un ultimátum a la nobleza refugiada en la ciudad, resumiendo las ideas políticas y sociales del levantamiento (aunque los historiadores han demostrado que el documento no pudo ser redactado por los líderes rebeldes).
Para atrapar a Horea, los nobles pusieron una recompensa de 300 galbeni sobre su cabeza.
Crişan fue ahorcado en prisión, mientras que Horea y Cloşca fueron sometidas al castigo más severo previsto por la Constitutio Criminalis Theresiana, fueron quebrados en la rueda.
Horea y Cloşca fueron transportados en dos carruajes separados, con el sacerdote Raţiu de Maierii Bălgrad a su lado hasta la ejecución.
La ejecució tuvo lugar en el Dealul (colina) Furcilor (hoy Dealul lui Horea), donde entre 2500 y 3000 siervos rumanos (tres jóvenes y tres viejos traídos a la fuerza desde más de 400 aldeas de los cuatro condados cercanos donde se había producido) fueron reunidos alrededor del cadalso.
Del trabajo del académico David Prodan, "La rebelión de Horea", volumen II, parece que los siete campesinos que capturaron a Horea y Cloşca recibirían 600 galbeni y serían liberados de la servidumbre, y el guardabosques responsable de la planea atrapar 100 galbeni.
Por orden imperial cientos de campesinos rumanos fueron reubicados al Banato y a la Bucovina.