[11] Y por otro lado, una carta abierta en la que políticos del Partido Comunista de la RSS de Estonia reclamaban la transición hacia una autonomía real, algo que propició un debate interno en el seno del partido.
[11] Las concentraciones propiciaron que las premisas nacionalistas e independentistas fuesen asumidas por numerosos miembros del EKP.
[11] Tras el festival, el Partido Comunista de la URSS cesó a Karl Vaino, miembro del sector más conservador, y nombró como nuevo Primer Secretario del EKP a Vaino Väljas, próximo al nacionalismo.
[11] La naturaleza artística de las marchas propició que Heinz Valk acuñara el término «Revolución Cantada» para referirse a la situación política del Báltico.
Se eligió como presidente del Sóviet Supremo al excomunista Arnold Rüütel, mientras que Edgar Savisaar fue nombrado primer ministro.
Rusia y la Comunidad Europea la reconocieron en una semana,[23][24] mientras que la URSS lo hizo el 6 de septiembre.
[10] La prudencia estratégica de los estonios propició que el país consiguiera la independencia sin lamentar víctimas mortales, siendo la única república exsoviética donde eso ha ocurrido.
[25] Un joven periodista, Dainis Īvāns, logró reunir más de 30.000 firmas que forzaron la cancelación del proyecto.
[26] Ese éxito fue emulado por los nacionalistas letones, que se reorganizaron en el colectivo «Helsinki-86» para reclamar derechos humanos y la reinstauración de la soberanía.
[32] Y aunque el LTF contemplaba al principio distintas sensibilidades, a partir de 1989 defendería la independencia como única solución.
Esto provocó que muchas personas de etnia rusa, llegadas durante la rusificación, fuesen más favorables al Inferfront, un movimiento popular prosoviético.
[35] El reformista Anatolijs Gorbunovs fue nombrado presidente, mientras que Ivars Godmanis, líder del LTF, asumió como primer ministro.
Rusia y la Comunidad Europea la reconocieron en una semana,[23][24] mientras que la URSS lo hizo el 6 de septiembre.
El Sąjūdis era más moderado que el LLL y obtuvo un mayor apoyo social desde el principio, incluso entre miembros del LKP como Algirdas Brazauskas.
[42] Lituania venía celebrando festivales de cantos y danzas tradicionales desde 1924, por lo que la tradición musical tuvo su reflejo en las protestas.
[46] Los miembros adscritos al Sąjūdis —que rechazó constituirse en partido político— prometieron una declaración inmediata y se oponían a cualquier negociación con Moscú.
[49][48] Lituania se convirtió así en la primera república que anunciaba su independencia de la Unión Soviética.
El documento suscitó un enfrentamiento directo con Moscú al rechazar por completo su autoridad, asegurando que la declaración de 1918 «nunca perdió su valor legal y constituye la fundación constitucional».
Además de no obtener reconocimiento internacional, la URSS impuso en abril un bloqueo económico que duró tres meses.
[42] Ante esa situación, Landsbergis pidió a los independentistas que organizaran escudos humanos para defender las instituciones.
Por otro lado, se creó un Comité de Defensa paramilitar liderado por Audrius Butkevičius que pudiera prevenir cualquier ataque externo.
Rusia y la Comunidad Europea reconocieron a los tres nuevos estados,[23][24] mientras que la URSS lo hizo el 6 de septiembre.