Se supone que su fundación es cesariana o augustea, recibiendo organización política romana en tiempos de Vespasiano.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura.
La cerca que se conserva es de la época almohade (siglo XII), con diversas restauraciones posteriores.
En la antigua alcazaba se conserva una ermita del siglo XV cuyos orígenes pueden encontrarse en la época visigoda.
Después de asistir a la misa en honor del Santo, los vecinos se reúnen en torno a una caldereta, tapas, vino y buen humor para soportar el frío que suele hacer por esas fechas.
Los vecinos suben al castillo donde se celebra una misa dedicada a la Virgen y después comparten la comida que cada uno aporta.
La Hermandad de la patrona aporta el plato fuerte que suele consistir en paella, caldereta o carne asada acompañadas por vino, cerveza, etc. que suele costearse cada uno, pues también se recaudan fondos para la Hermandad de la Virgen.
Un teatro de calle entretiene a chicos y mayores mientras la gente se va concentrando en la plaza, para luego, una vez terminado, los miembros de la asociación, vestidos con túnicas negras y con antorchas abren la procesión que se dirige a la alcazaba.
A la media noche cuando suenan las campanadas se lee el manifiesto “el grito de las piedras” reivindicando más atención para nuestro patrimonio.