Los nodos pueden representar un gran rango de unidades biológicas, desde individuos hasta neuronas.
[1] Los nodos con una centralidad alta sirven como puentes entre diferentes partes de una red (por ejemplo, las interacciones deben pasar por este nodo para llegar a otras partes de la red).
[7] Estudios recientes han evidenciado que las redes moleculares se conservan a lo largo de tiempos considerables, en términos evolutivos.
Las tecnologías para estudiar redes de regulación génica incluyen ChIP-chip, ChIP-seq y CliP-seq.
Los módulos de co-expresión pueden corresponder a tipos o vías celulares.
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Es posible utilizar el análisis de redes para inferir cómo la selección actúa sobre las vías metabólicas.
[12] Esto sugiere que las áreas corticales del cerebro no están directamente conectadas entre sí, sino que la mayoría de las áreas pueden ser accedidas desde todas las otras a través de unas pocas interacciones.
En otras palabras, si una especie se alimenta de o es consumida por otra especie, ambas están conectadas entre sí, y pertenecen a una red intricada de interacciones predador-presa.
No obstante, estas redes de interacciones se ven afectadas por presión antrópica.
[20] Las investigaciones más recientes están particularmente focalizadas en entender qué propiedades favorecen la estabilidad de la red.
[22] Los investigadores interesados en el comportamiento animal de diferentes taxones están comenzando a incorporar este análisis.
Las cebras muestran preferencias en sus asociaciones cuando se dividen en grupos más pequeños, mientras que los onagros no lo hacen.
Por ejemplo, un estudio sobre babuinos hembras (Papio hamadryas ursinus) mostró que existen cambios dramáticos en las relaciones de amistad frente a variaciones en el ambiente.
[30] Los cambios ambientales también pueden modificar características individuales consideradas parte de la “personalidad” del individuo.
Por ejemplo, las arañas sociales que se agrupan con vecinas más audaces tienen a intensificar ese aspecto de su personalidad.