[1] La estabilidad del maduro y respetado Dr. Alejandro Aldama, un hombre casado y con una hija, parece derrumbarse cuando visita Puerto Azul y asiste al baile que por las noches de luna llena ejecuta una sensual mulata de ojos rasgados a la que los isleños consideran hija del rey Changó.
Ella es Zonga y su salvaje sensualidad desquicia al doctor haciéndole dejar de lado sus responsabilidades.
La irresistible pasión que se desata en el Brujo Blanco, como llaman los isleños al occidental, es correspondida por Zonga para desgracia de sus coterráneos, que sufren al ver a su reina apasionada con un extranjero.
Cuando, asediado por los recuerdos y los deberes que le impone su matrimonio, el hombre blanco regresa a la ciudad, Zonga lo sigue.
En su vano intento por salvar la vida de su discípulo, el doctor deja plantada a Zonga.