Yolanda Vargas Dulché

Una característica en todas sus novelas es que no existía un villano definido en toda la trama, sino que en determinados momentos, alguien juega el papel de villano y en otras, este rol le corresponde a alguien más, dependiendo de la situación vivida y de los personajes involucrados, esto se debe a que su filosofía era el villano principal siempre será el Destino.

Luego comenzó a escribir ensayos y cuentos para la revista El Pepín, donde creó por primera vez un personaje negro en la década de 1940 que se convertiría en Memín Pinguín.

Sin embargo, por un conflicto personal con su jefe, ahorró su dinero y cuando pudo, dejó la publicación para crear su propia empresa, pero esta fracasó.

Tuvo más de sesenta obras publicadas en México, así como en Indonesia, China, Japón, URSS, Italia, Colombia, Estados Unidos y Filipinas.

Su obra cómica más importante se basa en un personaje llamado Memín Pinguín, considerado un ícono de la historieta mexicana.

Creado en 1943, el cómic trata sobre un niño negro con rasgos exagerados, soñador y bromista, pero siempre hace lo correcto.

El personaje, que aparece en el cine y la radio junto con las historietas, sigue siendo una parte importante de la cultura popular mexicana moderna.

Otros personajes de cómic incluyen una serie llamada El Pecado de Oyuki basada en una mujer japonesa, y María Isabel, sobre una mujer indígena pobre que llega a la ciudad con una niña, que no es su hija.

Sus otras obras importantes fueron las telenovelas, novelas adaptadas a una serie de televisión con un principio y un final definidos.

Vitrina que representa las varias telenovelas de Vargas Dulché en el Museo de Arte Popular (Ciudad de México) .
Un mural retratando al personaje de historietas mexicanas Memín Pinguin, creado por Yolanda Vargas Dulché.