Un cierto sentido de gloria anima este continuo pasar", además de un afán valorativo, expresado en numerosos juicios sobre hechos, coetáneos y costumbres, en los que abunda un mal concepto sobre el estado moral del país en que transcurre la acción, afirma un estudio.
Todos ellos están escritos en rima de octava real, habitualmente adornada con alusiones a la antigüedad clásica.
Pero el Purén Indómito se diferencia de ambos poemas que le precedieron por su afán circunscrito a la crónica.
[13] basándose en una obra citada anteriormente por el padre Alonso Ovalle en su Histórica relación del Reyno de Chile (1646).
[14] El historiador chileno Diego Barros Arana tuvo acceso en 1859 en Madrid a un manuscrito del Purén Indómito facilitado por estudioso Buenaventura Carlos Aribau.
Barros Arana, tras analizar el manuscrito y asumir que era una copia incompleta de un texto más extenso, mandó a su vez a sacar una copia, publicando la primera edición del poema en Leipzig, Alemania, en 1861 (aunque la impresiòn aparece fechada al año siguiente, 1862).
[15] Esta edición, con prólogo del erudito chileno escrito en francés, a partir de la afirmación bibliográfica publicada por León Pinelo en el siglo XVII entregó la autoría del poema a Álvarez de Toledo.
Este hecho, como hará notar después Aniceto Almeyda, deja una fisura abierta respecto de la identidad del supuesto autor.
En 1944 Aniceto Almeyda Arroyo rompió definitivamente la corriente previa, exponiendo una teoría alterna en El autor del Puren Indómito, un texto breve (24 páginas) pero cargado de pesquisas documentales.
Todas estas condiciones las cumplía, según su investigación, Arias Saavedra y no Álvarez de Toledo.
En respuesta, Almeyda argumentó que las presunciones y el principio de autoridad no eran evidencia válida en el debate histórico, aportando sucesivamente nuevas pruebas documentales que afianzaban su conclusión anterior: Arias Saavedra era quién cumplía con los requisitos extraídos del poema.
Tras recibir esta completa respuesta, Thayer y Larraín no aportaron en lo sucesivo mayores antecedentes que apuntalaran su posición.
La calidad poética del texto, aunque ha tenido defensores, ha sido valorada negativamente en diversas épocas y por distintos autores; asimismo, la importancia del Purén indómito como documento histórico ha sido ponderada una y otra vez.
[29] En 1876, José Toribio Medina señaló que no había que juzgar la obra como un poema, porque en definitiva no era tal, sino como una crónica histórica: «ni siquiera guarda la forma del poema: nada de invocación, nada de máquina, nada de majestad, ningún nudo, ni siquiera desenlace».
[17] En su Historia de la poesía hispanoamericana (1911-1913), el español Marcelino Menéndez Pelayo criticó principalmente la extensión del poema que era, en su concepto, «ración muy suficiente para empalagar y rendir al más tolerante lector de crónicas rimadas».
Reconociendo el valor como documento histórico, Menéndez Pelayo deploró, además de la extensión, la calidad literaria.
Del estilo dijo el mismo autor que era «pobre, humilde, bajo y escaso de elegancia».
Por otra parte volvía, como Gregorio Amunátegui, a llamar la atención sobre la falta de estructura narrativa, concepto rector o personajes centrales.
[34] En una línea que valora el Purén indómito como documento histórico-literario revelador, se ubica Mario Rodríguez (2000).
Pero además Rodríguez abunda en el carácter crítico y de denuncia del poema.