Puerta de Córdoba (Carmona)

De su construcción original en el siglo I d. C. se conservan aún los paramentos que llegan hasta el alcor, dos pilastras en relieve, configuradas a la manera clásica —basa ática sin plinto sobre un doble zócalo—, parte de los dos torreones semioctogonales que la flanquean, la escalera y su bóveda.

Los paralelos arquitectónicos, permiten fechar la obra en tiempos de Augusto o Tiberio.

En época romana su altura era mucho mayor que en la actualidad, visible a varios kilómetros de distancia hacia el Este, pues contaba con un cuerpo superior no conservado, ya que las torres octogonales tenían al menos dos plantas, con escaleras de acceso laterales.

La fachada que da al interior de la ciudad estaba igualmente estructurada en dos pisos.

Se añadió un cuerpo superior, separado del inferior por una balaustrada, rematado con un frontón triangular y abierto con un balcón al exterior.

En el año 2000 se realizó un exhaustivo análisis y restauración con la intención de devolver a la Puerta un aspecto más similar al original.