[2] Fue terminado de construir a comienzos del siglo XIII[3] y reformado posteriormente en varias ocasiones.
Gran parte de los adornos y ornamentos del puente desaparecieron en esta profunda reforma.
Solo queda del material pétreo original: las bóvedas de los arcos mayores y las pilas, aunque éstas fueron retocadas a conciencia.
Existen inscripciones talladas en las zudas de Olivares en las que se menciona su ubicación relativa respecto al puente viejo, mediante: sub veteri ponte.
[6] Este puente romano sería finalmente destruido durante el siglo X, siendo discutida la versión de si lo fue por catástrofe natural o intencionadamente para fortalecer la zona dificultando su acceso.
Es posible que ambos puentes convivieran juntos, siendo posible que el puente viejo entrase en ruina en el siglo XII, y perviviese como paso muy inestable, salvándose en ocasiones los vanos de los arcos mediante estructuras de madera provisionales hasta 1300.
Posee elementos arquitectónicos para contrarrestar el empuje del agua en las crecidas, tales como tajamares, espolones, óculos de alivio y arquillos.
Las dos torres poseían una altura de tres pisos cada una, y se supone que fueron diseñadas por Juan Antonio Texa.
[12] Entre esta puerta y el arco existía un tramo oblicuo al eje principal viario del puente.
En Zamora se repiten otra vez las crecidas en el año 1719, estas fuertes avenidas llegan a dañar las vecinas aceñas de Olivares.
La aparición del automóvil como medio de transporte supuso un nuevo reto para el puente.
El tráfico de personas y vehículos era suficientemente grande como para afrontar reformas en su estructura.
[2] La reforma hizo que se redujera el número de vanos a quince para poder incorporar las rotondas.
[12] Esta última operación hace desaparecer el arco sexagésimo pasando a la configuración actual de quince arcos.
[13] El puente medieval llegó a tener veintidós arcos apuntados (en la actualidad posee solo quince), y conserva los arquillos de aligeramiento (aliviaderos) sobre las pilas, aunque en una intervención a principios del siglo XX se cambió la forma de los aligeramientos, introduciendo un arco invertido inferior que desfigura la imagen original.