Propiedad agraria en Nueva España

En el siglo XVI, los españoles introdujeron la idea de propiedad individual en los territorios americanos conquistados por ellos.

No obstante, la Corona hispánica no permitió el establecimiento de una nobleza española en América, por lo que las encomiendas y otras asignaciones con títulos nobiliarios fueron finalmente eliminadas entre el último tercio del siglo XVI y principios del XVII, en favor de la autoridad virreinal.

En la segunda mitad del siglo XVI el interés de los españoles por la tierra y las actividades agrícolas aumentó radicalmente.

En 1632, la Corona suprimió el repartimiento forzoso de trabajadores agrícolas y aprobó su contratación voluntaria como asalariados, decisión que favoreció a los grandes propietarios que tenían los recursos financieros como para atraer a los trabajadores, el recurso más escaso, por medio del adelanto de ropa y dinero.

A partir de 1630, estos nuevos asalariados comenzaron a residir y reproducirse en el territorio mismo de la propiedad (lo que no había ocurrido antes), y se constituyó lo que en Nueva España se denominó «peonaje encasillado».

En cada región, la producción agrícola estaba condicionada no solo por el área cultivada, sino también por las frecuentes y fuertes oscilaciones climáticas.

Con la Ley Lerdo en 1856, los nuevos dueños de las tierras desamortizadas se convirtieron en terratenientes y la hacienda fue sustancial para los latifundios porfirianos, hasta que la Reforma agraria mexicana abolió la hacienda y dio lugar a los ejidos.

Dado que en el norte novohispano, el Septentrión, los pueblos originarios habían sido principalmente cazadores y recolectores, la agricultura fue escasa.

Durante el siglo XVIII, ministros como José del Campillo proponían transformar a los indios en «vasallos útiles».

No obstante, según el carácter de las propiedades, estas podían circular o quedar en "manos muertas", lo que para el reformismo borbónico del siglo XVIII, comenzaba a ser visto con preocupación, porque eran propiedades que no generaban riqueza.

[4]​ Los españoles introdujeron la ganadería y la minería, a pesar de que los pueblos originarios ya practicaban estas actividades aunque en un nivel mucho menor que en el llamado Viejo Mundo, como en la cría de guajolotes o xoloizcuintles.

Lienzo de las tierras de Xicochimalco (hoy Xico ) en 1600. Se aprecia parte de su proceso de congregación y de los linderos de las tierras correspondientes a ese pueblo . Fuente: AGN
Introducción de la ganadería durante la conquista, según un mural de Diego Rivera en Palacio Nacional .
Hacienda de San Antonio Coapa , José María Velasco , 1863
Recolección de cochinilla en Memoria sobre la naturaleza, cultivo, y beneficio de la grana , de José Antonio de Alzate (1777).