Las procesiones cartageneras se caracterizan por seguir un orden cronológico en la narración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, con lo que cada día procesionan distintas escenas en una sucesión narrativa que alterna en su organización a cuatro cofradías, de las cuales dos (Marrajos y Californios) tienen bajo su responsabilidad varios cortejos.
Junto a éstos, un séptimo trono portaba la representación de la Vera Cruz.
Por ello, y atendiendo a las sugerencias del mencionado Cronista, la Cofradía incorpora al año siguiente un Calvario, con el que por primera vez procesiona en Semana Santa un Crucificado en Cartagena.
Dicha imagen estuvo atribuida de forma errónea durante muchos años a Juan Martínez Montañés y posteriormente se haría lo propio con Francisco Salzillo.
El Calvario procesionaría hasta 1895, y a partir del año siguiente quedaría tan solo el Crucificado como Cristo de la Agonía.
En 1934, una imagen del Titular de la Cofradía, Jesús Nazareno, pasaría a procesionar en el Santo Entierro.
El motivo fue la necesidad de recuperar para la Procesión del Encuentro la antigua imagen del Titular, que la Cofradía había decidido sustituir en 1931 por una nueva talla de José Capuz, algo que no fue aceptado por la población ante la devoción que suscitaba la antigua, una imagen anónima, probablemente del siglo XVII.
Con dicha composición el cortejo del Santo Entierro llegaría hasta 1935 (en 1936 la situación política impidió la salida de las procesiones).
La década de los sesenta culminaría con otra modificación patrimonial en esta procesión, al incorporarse al trono del Santo Cáliz las imágenes de los Cuatro Evangelistas realizados por Manuel Biot Rodrigo en 1969.
Y en 1984 las dos últimas, que dejarían la procesión con su configuración actual: de un lado se incorpora a la procesión del Santo Entierro el trono del Expolio, realizado dos años antes por el sevillano Juan Abascal y que inicialmente se había procesionado en la Madrugada; de otro la definitiva imagen de Santa María Magdalena, obra de José Hernández Navarro, dando por finalizado un período en que esta agrupación había procesionado varias imágenes.
Aunque el convento fue derribado, la estructura del recorrido se mantuvo con ligeras variaciones.
La última modificación fue en 1971, cuando se amplió con el paso por Jabonerías, Tolosa Latour y Carmen, dando lugar al peculiar paso del Icue (por el monumento existente en esa plaza), donde los tercios que suben por Jabonerías se encuentran con los que bajan de Carmen, dando lugar a una mayor dificultad técnica por la duplicidad de tambores.
Los penitentes cartageneros llevan en sus manos hachotes que, en su mayor parte, se iluminan por un sistema eléctrico de baterías.
El de San Juan Evangelista es anterior a la Guerra Civil y obra del tallista local Aladino Ferrer.
Es el caso de Santa Agonía (José González, 1946), La Agonía (Alfredo Javaloyes, en torno a 1910), La Lanzada (José Torres Escribano, 1984), Descendimiento (Gregorio García Segura, 1979), Plegaria (José Torres Escribano, 1975), Caridad Chica (Francisco Grau), Santo Entierro (Guillermo Soto, 2003), Cristo Yacente (Julio Hernández Costa, 1926) o Virgen de la Soledad (Gregorio García Segura).