Su objetivo es explicar algunos fenómenos aparentemente contradictorios que presenta la mecánica cuántica, como por ejemplo la dualidad onda-corpúsculo.
De forma más escueta: si preparamos un objeto de manera tal que la propiedad A toma un valor preciso, entonces siempre existe otra propiedad B cuyo valor está completamente indeterminado.
Y, si es así, ¿es posible que el hombre comprenda de forma correcta su comportamiento?
Esta dualidad de la naturaleza (la luz actuando como onda si atravesaba rendijas o como corpúsculo si incidía sobre una placa fotográfica) no satisfacía a Einstein, pues parecía desacreditar la realidad objetiva.
Este principio sería, pues, una forma de esquivar la dualidad onda-corpúsculo y también, como veremos a continuación, la otra gran aportación que enunció su discípulo Heisenberg en ese mismo año.
Por ejemplo, si queremos observar un electrón, de alguna manera tenemos que iluminar con fotones de luz y esto lo perturbará, es decir, ya no estará en el estado que queríamos observar y medir.
Existe un límite fundamental en la precisión con la que podemos determinar simultáneamente ciertos pares de variables.
Bohr sostuvo que cada descripción ofrece una visión parcial de la "verdad" total respeto al sistema tomado en su conjunto.
[4] Parece lógico pues que, cuando en 1947 la corona danesa concedió a Bohr el ingreso como caballero en la aristocrática Orden del Elefante, el escudo elegido llevase la siguiente inscripción: contraria sunt complementa.