Destacado representante del clasicismo de Haarlem, contó con numerosos discípulos y seguidores.
Pintó retablos para las iglesias católicas clandestinas de los Países Bajos, las llamadas Schuilkerk.
Proporcionó también los dibujos para al menos un tapiz y la decoración de un techo.
En 1649 publicó un pequeño opúsculo titulado Regulen: Welcke by een goet Schilder en Teyckenaer geobserveert en achtervolght moeten werden; Te samen ghestelt tot lust van de leergierighe Discipelen (Reglas que deben ser observadas y seguidas por todo buen pintor y dibujante), en el que enumeraba las once reglas que un pintor clasicista debía respetar.
Tuvo como discípulos a Nicolaes Berchem, Egbert van Heemskerck y Dirck Helmbreeker entre otros.