Su padre era escultor o albañil, y sirvió en las fuerzas armadas, en la lucha contra los chuanes de la Vandea.
Al retornar a su profesión después de la guerra civil descubrió que su clientela se había desvanecido.
Tras año y medio sufriendo dificultades, obtuvo el premio ofrecido por la École des Beaux-Arts.
Pasó cinco años en Roma, durante los cuales su apreció las obras de Antonio Canova.
Su medallones y bustos eran muy requeridos, así como pedidos de obras monumentales.